miércoles, 14 de diciembre de 2016

A QUIEN TANTO AMÉ

Fuiste ese amor dulce y doloroso, mi primer amor, mi primera gran desilusión.

Las lagrimas ya no habitan en mi, mas recuerdo a veces tu nombre, y eso es extraño.

Quizás me pasa por que  no soy de piedra.

Bien sabes, cuanto me gustaba buscarme en tus ojos, en tu piel y en tu nariz.

Y es curioso, que aún me pregunte si me amas o  me amaste, si algún día podré soltar este amor que significa tanto y nada, o si no... y  a pesar de todo, eres el recuerdo mas triste y repetitivo de mi vida.

Hoy agradezco que fueras el motor de mi búsqueda interna, y que solo puedas verme a través de tu espejo.

Soy una mujer llena de amor y compasión, por eso elijo hoy perdonarte.

Algunos golpes son generosos ya que después del dolor traen consigo  la sabiduría, y la fuerza.

Sin duda, ser tu hija fue un regalo del creador.

Espero un día volver a verte.

A mi Padre.


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