A primera hora tomé un tren en la Stazione Centrale di Milano hasta la Stazione di Venezia Santa Lucia, era una mañana con mucha niebla y era casi doloroso respirar el aire frío.
Necesité ponerme unos coloridos guantes para recuperar el movimiento de los dedos y ponerle mucho color al día gris que se pronunciaba.
Al llegar a la estación, me encontré con que la única oficina de turismo estaba a reventar. Un mar de gente (...turistas todos...) alucinando por tan desafortunada bienvenida al descubrir que no tenían mapas "justo ese día" . ...Me negué a la idea de perder mas tiempo, y me fui a descubrir la cuidad.
A mi suerte tenia la compañía de Claudia; una amiga que habla perfectamente italiano y se mueve como pez en el agua (por las callejuelas y canales...) pero yo siempre necesito un mapa....
Me perdí entre el mar de turistas viendo mascaras típicas de los carnavales, góndolas, todo tipo de figuras en cristal de murano, el mercadillo, las iglesias, un perro en lancha, tiendas y mas tiendas. Y sin darme cuenta, de repente, estaba en la mitad de la plaza de San Marcos. Era una tarde melancólica y me sentí pequeña al lado de los monumentos. Sentí el frío calándose entre mis calcetines y subiendo por todo mi cuerpo, quise ser abrazada, me hubiera gustado tener los brazos de alguien especial en ese momento. Venecia es para los enamorados...
Recordé fotos de mi madre caminando por las misma calles, recordé que Venecia era un lugar que algún día deseé ir y me sentí afortunada al disfrutar de aquel atardecer.
Os dejo con unas imágenes de aquel día, y me quedo con el grato recuerdo de haber estado allí en tan buena compañía.
Claudia |
no creáis que eran mis ligue jejeje estos son los gondoleros
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